(entrevista a Antoine Bechara)
La idea del cuerpo como una prisión para el alma es muy antigua. Se considera intuitivamente no solo que nuestra mente no es de la misma sustancia que nuestro cuerpo, sino que la sustancia de la que están hechos los pensamientos y los sentimientos es mejor que aquella de la que se hacen la carne y los huesos. La luz que ilumina nuestra realidad consciente parece provenir de una chispa divina y no de la misma física y química que dan vida a los autómatas animales. Sobre este dualismo innato en nuestra percepción del mundo se han edificado mitos, religiones y filosofías. Pero la discontinuidad entre cuerpo y mente no es del tipo que en nuestra ignorancia y pereza intelectual creíamos. La mente se ve afectada por drogas, sustancias químicas que llegan al cerebro a través del torrente sanguíneo o el epitelio olfativo, por enfermedades orgánicas que afectan al órgano cerebral, por traumatismos craneoencefálicos, por fallos genéticos, por el deterioro de los años....la mente, en definitiva, es algo que emana de los procesos bioquímicos que se dan dentro de nuestra caja craneana.
Es, además, como interfaz del cuerpo con el entorno social y natural, un complejo mecanismo de adaptación.
Nuestras decisiones racionales y conscientes del aquí y ahora se ven afectadas inadvertida e indefectiblemente por consideraciones que están más allá de las que desfilan por el teatro cartesiano de la consciencia. Entre bastidores, una voz tenue pero clara y firme dirige a los actores, ordena el cambio de los decorados emocionales que enmarcan las valoraciones y las decisiones, y, en definitiva, dirige la función. Esa voz es la traducción a procesos cerebrales de las instrucciones que fueron escritas en los genes e, indirectamente, en la arquitectura del cerebro, por la evolución. Es la voz de nuestro cuerpo, que dos brillantes neurocientíficos denominaron marcador somático.
El marcador somático etiqueta y asocia todos y cada uno de nuestros pensamientos con su correspondiente emoción. La racionalidad pura no existe. Sin el sustento del motivador esencial que es el cuerpo vivo, los conceptos y las lógicas colapsarían como un edificio que se asentara sobre arenas movedizas. El cuerpo resulta ser así no una prisión para el alma, sino su cimiento.
Antoine Bechara, que junto con Antonio Damasio dio nombre a esta voz profunda que hunde sus raíces en nuestra biología y nuestro pasado evolutivo, trabaja en la Universidad de Southern California. Su interés se ha centrado en comprender cómo tomamos decisiones y cómo valoramos emocionalmente al hacerlo. Para ello ha desarrollado una prueba denominada Iowa Gambling Task, con la que evalúa si existen daños o disfunciones en los lóbulos frontales de los probandos.
Tiene, dentro del estudio de la toma de decisiones, un particular deseo de comprender los fallos en el proceso. Por ello gran parte de su trabajo se centra en las adicciones, que implican una sucesión ininterrumpida de decisiones erróneas.
Ha habido siempre un debate y desacuerdo sobre cómo definir las funciones ejecutivas y cuántas de ellos existen .. pero basándome en las casi dos décadas de trabajo que hemos llevado a cabo en los lóbulos frontales, diría que hay dos conjuntos generales de funciones ejecutivas residentes en el lóbulo frontal:
a. Las funciones ejecutivas no afectivas, y estas son las viejas tradicionales, que están principalmente vinculadas a las áreas laterales (especialmente la dorsolateral) de los lóbulos frontales, y que incluyen bien conocidas funciones ejecutivas tales como la memoria de trabajo, la planificación, el control inhibitorio, el razonamiento, y la solución de problemas.
b. Las funciones ejecutivas afectivas (emocional-sensitivas), y estas incluyen los relativamente recientes mecanismos de toma de decisiones que estudiamos en el contexto de la “hipótesis del marcador somático” - Esta función ejecutiva está vinculada principalmente a las áreas mediales (en especial la ventromedial) de los lóbulos frontales.
2.- ¿Podría explicarnos en qué consiste en 'Iowa Gambling Task'?
La Iowa Gambling Task (en adelante IGT) es la prueba que he desarrollado para proporcionar soporte empírico a la "hipótesis del marcador somático" y la idea de que el juicio y la toma de decisiones son procesos ampliamente influenciados por el afecto y la emoción. Esta prueba fue la primera que tuvo éxito en captar el déficit en la toma de decisiones en un grupo de pacientes del lóbulo frontal, que se encontraron muy intactos y normales en todas las pruebas de “funciones ejecutivas no afectivas”, y que sin embargo presentaban en su vida real un montón de problemas al tomar decisiones, problemas que abarcaban varios ámbitos, incluido el de las decisiones financieras. En ese momento el problema clínico de estos pacientes era muy esquivo (es decir, indetectable con las pruebas tradicionales), y la IGT fue la primera en captar este problema.
El aspecto distintivo del IGT es que introduce por vez primera el afecto y la emoción (en forma de riesgo y ganancias y pérdidas monetaria) en las pruebas neuropsicológicas estándar, que eran fundamentalmente de índole cognitiva y no afectiva. La IGT no es otra cosa que una forma de modelar las opciones de la vida real de modo que factoricen incertidumbres, recompensas y castigos. La IGT es simplemente una prueba que crea opciones para que el individuo haga, pero en cada opción hay un conflicto entre algunos beneficios inmediatos y pérdidas a largo plazo. Algunas opciones son ventajosa en el largo plazo, porque a pesar de que ofrecen beneficios bajos en el corto plazo, sus consecuencias negativas son menos graves en el largo plazo, y en general son ventajosas en el largo plazo - lo opuesto es cierto para otras opciones en la IGT: las opciones son altamente gratificante en el corto plazo, pero conducen a graves consecuencias negativas, de modo que son desventajosas en el largo plazo.
3.-¿Qué es el riesgo, desde un punto de vista neurocientífico?
Por supuesto, el estudio de riesgo tiene una larga tradición en la literatura de la ciencia de la conducta decisora, y tiene su propia definición. Desde una perspectiva neurocientífica yo veo el riesgo como una situación que capta la IGT, en la que cualquier elección arriesgada tiene dos componentes principales: (1) afán de ganancia, y (2) temor al castigo (o al fracaso). La decisión de asumir o evitar el riesgo está sencillamente determinada por la fuerza de atracción de la recompensa contra el temor al castigo---cuanto más fuerte sea la atracción, la decisión de asumir el riesgo será mayor, o viceversa.
En un trabajo más de neuroimagen funcional del cortex cerebral (Gui Xue et al.) identificamos dos regiones separadas dentro de los lóbulos frontales que son responsables del procesamiento del atractivo de la recompensa contra el temor al castigo.
4.- ¿Cómo tomamos decisiones? ¿Qué partes de nuestro cerebro tienen un papel más activo en nuestra toma de decisiones? ¿Qué peso tienen las emociones y el instinto en ello?
La toma de decisiones es un proceso mucho más complejo y no hay una única región del cerebro que sea importante para él – del mismo modo que no hay un circuito neural importante. Sin embargo, hay varias áreas claves del cerebro que participan en la ejecución de las decisiones complejas, en especial aquellas a las que llamamos tomas de decisiones afectivas, en las que uno tiene incertidumbre sobre los resultados. Una serie de áreas clave son aquellas que son importantes para las funciones ejecutivas no afectivas, en particular la memoria de trabajo (el ser capaz de acceder a las informaciones lógicas y aplicar estrategias de razonamiento a las mismas es un ingrediente fundamental en la toma de decisiones). Las áreas mencionadas anteriormente son las zonas laterales de la corteza frontal, pero además encontramos, más recientemente, que el hipocampo también es importante. Otra serie de áreas clave son las importantes para el desencadenamiento y la experiencia del afecto y la emoción. Estas áreas incluyen la amígdala y otras estructuras límbicas, como el hipotálamo y los núcleos autónomos del tronco cerebral, que son importantes en la puesta en marcha de las reacciones emocionales del cuerpo, tales como los cambios en la frecuencia cardiaca, la sudoración, y la liberación hormonal - otras estructuras incluirían áreas como la ínsula, que percibe y siente los cambios en el cuerpo y los traduce en un tipo de sentimiento (que puede ser consciente o inconsciente y difuso). Una tercera área clave son las zonas mediales de la corteza frontal, y esta es la que describimos como clave para la toma de decisiones afectivas -su trabajo es emparejar simplemente un escenario o una idea tomadas de la memoria de trabajo con una respuesta emocional, es decir, cuando piensas en una decisión, la corteza ventromedial permite al cerebro establecer una respuesta emocional (consciente o inconsciente) que se siente como buena o mala (esto es a lo que llamamos marcador somático) -esta asignación de sentimientos buenos o malos a una decisión potencial es probable que sesgue la ejecución de esa decisión de manera positiva o negativa.
Esta influencia se ejerce en las áreas del cerebro que son fundamentales para la ejecución de las conductas, que incluye regiones como los ganglios basales y las áreas motoras y promotoras de la corteza cerebral.
5.- .-¿A qué se deben las adicciones? ¿Por qué nos aferramos a sustancias y hábitos que una y otra vez han demostrado ser nocivos para nosotros?
Bueno, depende de con quién hables. Tradicionalmente, la mayor parte de la investigación sobre adicción a drogas ha gastado un pensamiento unitario en que el abuso de drogas se debe a que son gratificantes (producen recompensa) y la mayoría del trabajo se ha perdido en entender los mecanismos fundamentales para la motivación y el procesamiento de la recompensa, tales como el sistema dopaminérgico mesolímbico y el estriado ventral
(del nucleus accumbens).
Pero si esta fuera la única explicación, ¿entonces por qué no todo el que prueba el alcohol o las drogas algunas veces se convierte en adicto? El hecho es que la mayoría de la gente no lo hace -la mayoría de las personas son capaces de tener un control sobre su comportamiento y detenerse antes de convertirse en adictos, a pesar de que crean que su experiencia con las drogas fue positiva y gratificante. Esto es lo que me llevó a empezar a pensar que el problema de la adicción no es simplemente uno de búsqueda de motivación y recompensa, sino también uno de toma de decisiones.
El problema surge de las perturbaciones en los circuitos nerviosos de la toma de decisiones afectiva, que he esbozado antes. La toma de decisiones es como los frenos del coche – así, por un lado, el sistema de motivación y recompensa para las drogas es como el acelerador (que impulsa el coche y lo conduce hacia la recompensa de la droga), mientras que la toma de decisiones y la capacidad de inhibir una recompensa inmediata con el fin de evitar una más grave consecuencia negativa es como los frenos. Usando esta analogía (y esto es lo que argumentamos teóricamente), el problema de la adicción puede surgir de (1) demasiada actividad del acelerador, (2) muy poca actividad de los frenos, y / o (3) una combinación de las dos cosas anteriores.
6.- ¿Podría explicarnos la hipótesis del marcador somático, que usted propuso junto con Antonio Damasio?
Bueno creo haberlo cubierto anteriormente .. es básicamente la idea de que la toma de decisiones no es sólo una proceso puramente lógico y racional, sino más bien un proceso que depende en gran medida del afecto y el procesamiento emocional.
Cuando se activan estas señales afectivas y emocionales llegan a desempeñar un influyente papel en el sesgo de las decisiones, principalmente en una dirección favorable (pero notamos que las emociones a veces puede trabajar contra la toma de buenas decisiones). Los otros aspecto clave de la teoría es que estas señales y sesgos emocionales no es preciso que sean conscientes - pueden ejercer su influencia inconscientemente o en un nivel "instintivo”.
7.-¿En qué está trabajando ahora? ¿Cuál es su más alto reto? ¿Qué misterio soñaría con revelar?
Mantengo mi compromiso y esfuerzo por desentrañar los mecanismos clave y encontrar la cura mágica para la adicción. No hace demasiado tiempo encontramos con un área objetivo clave del cerebro, a saber, la ínsula, de modo que cuando la gente sufre un ataque y queda dañada esta, los pacientes de repente y sin ningún tipo de esfuerzo ponen fin a su adicción a fumar. Soy muy optimista con este hallazgo y creo que también servirá para el alcohol y otras drogas y, evidentemente, nuestra estrategia más obvia para curar la adicción es básicamente tratar de encontrar una manera de marcar como objetivo este área.
Ref: http://ilevolucionista.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario