viernes, 6 de mayo de 2011

Art.23.Espejo y sentimientos (entrevista a Gordon Gallup)

Los bebés recién nacidos no se reconocen ante un espejo. Tienen que pasar meses hasta que sean capaces de identificar la figura reflejada como propia. Tampoco los papiones, ni la gran mayoría de mamíferos, entienden que lo que ven son ellos mismos. En cambio los chimpancés, aunque tardan en percatarse de que quien les mira no es un coespecífico potencialmente hostil, terminan por reconocer en el reflejo su individualidad. También lo hacen delfines y elefantes.

Cabe imaginar que quienes reconocen su imagen como propia tienen al menos una rudimentaria noción de sí mismos. No sólo perciben una realidad, también se ubican dentro de ella como agentes diferenciados. Los límites precisos entre su organismo y el ambiente son categorizados cognitivamente, tienen algo así como un yo que se mira a sí mismo dentro de su mente animal, y que precisamente por ello puede mirarse a sí mismo fuera, a través del espejo.
El debate sobre la consciencia animal no tiene fácil resolución desde el momento en que ni siquiera podemos aseverar la consciencia de nadie que no seamos nosotros mismos. Y demostrar la propia consciencia a los demás parece imposible. Nadie ve con tus ojos ni oye con tus oídos. Solamente por vías indirectas podemos deducir que los otros están dotados de consciencia. Entre los humanos tenemos el lenguaje, con el que podemos comunicar estados subjetivos. Detrás de las palabras parece haber siempre un agente. De momento ha sido inútil todo intento de hacer que los ordenadores hablen de forma tal que puedan parecer seres dotados de la sutil inteligencia que otorga la biología –o serlo.
Con otras especies se pueden estudiar los modos en que se comunican. Y también se puede aplicar la prueba del espejo. Esto fue lo que hizo en la década de los 70 del pasado siglo, pioneramente, Gordon Gallup, obteniendo un éxito notable con los chimpancés. Desde entonces el Profesor Gallup ha dirigido su mirada al espejo de la humanidad, tratando de ver reflejados los distintos aspectos de nuestra psicología y nuestra morfología a la luz de la evolución.

1¿Qué puede reflejar un espejo?
Si la autoconsciencia es la capacidad de ser objeto de la propia atención, pueden usarse espejos para contestar algunas cuestiones profundas. He argumentado que la autoconsciencia (tal como la indica el reconocerse en un espejo) es lo que prepara el camino para el conocimiento inferencial de los estados mentales de otros; esto es, el conocimiento de los estados mentales en uno mismo se convierte en la base para inferir la existencia de estados mentales en otros. De manera consistente con esta idea, datos cada vez más abundantes muestran que en los seres humanos no emergen formas primitivas de atribución de estados mentales antes de que sea evidente la capacidad de reconocerse en el espejo. De parecida manera, los déficits de autorreconocimiento en el espejo como consecuencia de lesión cerebral, demencia, retrasos en el desarrollo y enfermedad mental se asocian invariablemente con déficits correspondientes en el inferir correctamente qué pueden saber o querer otras personas, o qué intenciones tienen. Así pues, podría hacer falta revisar la famosa cita de Descartes "pienso, luego existo" y transformarla en "existo, luego pienso". La autoconsciencia es lo que hace posible el pensamiento y la inteligencia social.

2. ¿Qué piensa de las neuronas espejo y su relación con la consciencia?
Las neuronas espejo no tienen nada que ver con la autoconsciencia. Las neuronas espejo se activan como respuesta al ver conductas específicas en otros individuos. Se descubrieron en macacos, y los macacos no sólo no se reconocen a sí mismos en el espejo, sino que son incapaces de tener en cuenta lo que otros monos puedan saber, querer, o sus intenciones. No hay neuronas espejo para autoconsciencia, estados mentales o consciencia.
3. ¿Qué hace que un hombre ame a una mujer? ¿Qué hace que una mujer ame a un hombre?
Cuando enseño psicología evolucionista a estudiantes universitarios, una de las quejas corrientes es que aunque la asignatura gira en torno al sexo se dedica poco tiempo a los sentimientos. El amor es una capacidad adaptativa resultado de la evolución. Más específicamente, el amor romántico es un mecanismo próximo cuya función es promover el desarrollo de un vínculo de pareja, cuya función, a su vez, es asegurar el cuidado mutuo y protección de la prole por parte de ambos progenitores. El amor, para las mujeres, significa "quiero tener un hijo tuyo". Una mujer que piense que se está enamorando pero no esté segura de si quiere tener un hijo de su pareja debería reconsiderar seriamente su relación con ese hombre.
4. ¿Mediante qué señales mostramos los humanos nuestra aptitud?
Entre muchos indicadores de aptitud, hemos descubierto que el mero sonido de la voz de una persona transmite mucha información biológica relevante para la reproducción. Varones y mujeres cuyas voces se juzgan atractivas son más sanos y reproductivamente más viables, como lo evidencia el que muestran menos asimetría fluctuante (por ejemplo menos desviaciones de la simetría bilateral). Las mujeres de voz atractiva tienen figuras de reloj de arena más pronunciadas (menores razones de cintura a caderas), mientras que los varones de voz atractiva tienen más forma de cuña (hombros más anchos y caderas más estrechas). Un bajo índice cintura/caderas es otro convincente índice de fertilidad en las mujeres. Tanto varones como mujeres de voz atractiva mantienen relaciones sexuales a edades más tempranas, y con mayor número de parejas. También informan de más copulaciones fuera de la pareja. Hemos descubierto también recientemente que el sonido de la voz de una mujer cambia en el curso de su ciclo menstrual, y las muestras de voz recogidas durante la ovulación (máximo de fertilidad) se califican como las más atractivas.

5. ¿Qué relación entre nuestra morfología y nuestra conducta ha encontrado en sus investigaciones?

Hemos publicado recientemente un trabajo de revisión titulado "Morfología y conducta: la frenología revisitada". En él resumimos parte de la creciente evidencia que muestra que variaciones sutiles de los rasgos corporales están relacionadas con importantes y a menudo sorprendentes diferencias de biología y conducta. Por ejemplo, se ha determinado que los varones con rostros que las mujeres califican de atractivos tienen semen de mejor calidad (más espermatozoides, de mayor movilidad y con menos espermatozoides anormales). La fuerza de agarre es otro caso pertinente. La fuerza de agarre es una medida ubicua de salud y vitalidad en los seres humanos. Predice la tasa de recuperación tras una intervención quirúrgica, la densidad ósea, la masa corporal magra e incluso la longevidad. Los hombres que sobresalen en pruebas de fuerza de agarre mantienen relaciones sexuales a edad más temprana, tienen más parejas sexuales, una relación hombro/caderas más alta, y rostros que se califican como más atractivos. Usando genitales artificiales para simular encuentros sexuales en condiciones de laboratorio, hemos determinado también que la morfología del pene humano, en términos de su forma y configuración, puede ser un subproducto de la competición por la paternidad. Además de ser un dispositivo de fecundación interna, el pene humano parece haber evolucionado para desplazar el semen depositado por otros varones en el tracto reproductivo de una mujer, como un medio de sustituir el semen de de sus rivales con el propio. También hemos obtenido evidencia que muestra que la magnitud del desplazamiento de semen es proporcional a la profundidad de las penetraciones; esto es consistente con que hayamos encontrado también que parejas en relación estable informan de que la profundidad y el vigor de las penetraciones aumentan significativamente después de que se haya alegado infidelidad femenina.
6. ¿Cuáles son las propiedades básicas del semen?
Los espermatozoides sólo constituyen aproximadamente un 5% del volumen del eyaculado. Si se extraen, queda lo que se llama plasma seminal. El plasma seminal contiene una mezcla sorprendentemente complicada de sustancias químicas, hormonas y neurotransmisores. No será una sorpresa que el semen contiene hormonas sexuales. Pero, además de hormonas sexuales masculinas, contiene también hormonas sexuales femeninas. Entre las diversas hormonas sexuales femeninas en el semen humano están la hormona foliculoestimulante (FSH) y la hormona luteinizante (LH). La FSH y la LH son las hormonas que regulan la fase ovulatoria del ciclo menstrual. Pensamos que la presencia de estas hormonas en el semen es una adaptación al hecho de que las hembras humanas ya no producen señales ovulatorias obvias y fácilmente detectables que puedan usarse para sincronizar la inseminación con la ovulación, y que la función de la FSH y LH en el semen es inducir la ovulación, como medio de aumentar la probabilidad de la concepción durante otras fases del ciclo menstrual. Hemos formulado la hipótesis de que, ya que el riesgo de concepción es demostrablemente más alto como resultado de una violación, puede haber mecanismos que operen en los testículos que ajusten el contenido de la eyaculación a su contexto, y predecimos que las muestras de semen recogidas de víctimas de violación pueden contener mayores concentraciones de FSH y LH que las recogidas de mujeres tras encuentros sexuales consensuales. También hay razones para creer que la química del semen de cada varón puede ser única; esto es, una especie de firma seminal. Al revisar la literatura sobre preeclampsia, aborto espontáneo y otras complicaciones de la gestación hemos descubierto que el riesgo de estos problemas está relacionado con la familiaridad del semen. Es mucho más frecuente que sufran preeclampsia y aborto espontáneo las mujeres que conciben como resultado de la exposición a semen no familiar (es decir, inseminación infrecuente por el padre de la criatura). Hemos formulado la hipótesis de que la familiaridad del semen es un buen índice biológico de la formación de un vínculo de pareja duradero y estable, y como consecuencia pueden haber evolucionado mecanismos que operen para interrumpir gestaciones que pueden no corresponder a los mejores intereses reproductivos de la madre.
7. ¿Qué ven los adultos en las caras de los niños?
Puesto que los varones, a diferencia de las mujeres, tienen que habérselas con incertidumbre en la paternidad (cuernos), han evolucionado cuatro categorías que hayamos identificado de tácticas de aval parental. Estas tácticas incluyen estrategias de prevención de la inseminación (por ejemplo la vigilancia de la pareja y los celos en el varón), estrategias de contrainseminación (por ejemplo competición de espermatozoides y desplazamiento del semen), estrategias de eliminación de la gestación (por ejemplo, la gestación como estímulo para la violencia doméstica), y estrategias de inversión postparto. Hay razones para creer, en este último caso, que que los varones pueden, consciente o inconscientemente, ajustar la medida en la que invierten en sus aparentes hijos según la probabilidad de que compartan sus genes. El parecido al padre es un indicador fenotípico (aunque sea imperfecto) de genes compartidos. Usando programas de morphing hemos descubierto que los varones tienden mucho más que las mujeres a invertir preferentemente en niños cuyos rostros contengan algunos de sus propios rasgos. Una aplicación práctica obvia de este hallazgo sería casar algunos rasgos faciales de los niños entregados en adopción con los rasgos del padre adoptivo para promover mejores resultados en las adopciones.

8. ¿En qué trabaja ahora?
Tenemos muchos proyectos de investigación en curso, que incluyen el bostezo como mecanismo de refrigeración cerebral, cómo la alimentación con biberón puede imitar la pérdida de un hijo y hacer a las madres más susceptibles a la depresión postparto, el significado adaptativo de los testículos descendidos, escrotales, y por qué no hay esquizofrénicos ciegos.
Ref: http://ilevolucionista.blogspot.com

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