viernes, 6 de mayo de 2011

Art.32.La Evolución y sus Números (entrevista a Robin Dunbar)

Si a uno le dan el número 150 sin más explicaciones probablemente no le diga gran cosa. Sin embargo parece que es el número de personas con las que podemos lidiar por término medio en nuestras vidas de una forma más o menos estable, es decir, el número de conocidos con un grado de intimidad suficiente con los que podemos tratar, con lo que el dichoso número resulta ser enormemente significativo. Este número es denominado entre los antropólogos Número de Dunbar, en honor a nuestro entrevistado, Robin Dunbar, que fue el que lo calculó tras hacer unas cuantas mediciones de cerebros y de tamaños grupales de primates. Esto nos lleva a la relación que existe entre nuestras capacidades cognitivas y las demandas del medio social. Parece probable que nuestro cerebro haya evolucionado hacia un mayor tamaño y un mayor desarrollo de las zonas de asociación para hacer frente a los retos impuestos por el entorno social, no tanto por el natural.

Leslie C. Aiello y Robin Dunbar propusieron también la interesante hipótesis del lenguaje humano como sustituto del acicalamiento de los primates. La idea puede parecer sorprendente a primera vista pero tiene su lógica profunda: para los primates la actividad de acicalamiento es una actividad de estrechamiento de lazos sociales, de mutua confianza, de intimidad, una especie de pegamento social. No es por casualidad que segreguen endorfinas cuando son acicalados. Conforme aumenta el tamaño de los grupos se requiere más tiempo de acicalamiento para crear, mantener y reforzar los lazos, pero el tiempo es un bien escaso en un mundo en el que hay que sobrevivir. Así, mientras que los primates cuyos grupos son mayores pasan un 20% de su tiempo en labores de acicalamiento mutuo, los humanos, dado el tamaño de sus grupos, hubiera necesitado dedicar un 40 % de su tiempo, lo cual hubiera limitado considerablemente el tiempo dedicado a actividades más importantes para la supervivencia como la caza o la recolección. Con el desarrollo del lenguaje (así como por ejemplo de la risa y otros lenguajes no verbales) se podría haber logrado intercambiar mensajes de confianza mutua y de apoyo, y hacerlo además con varias personas a la vez (la risa también nos hace segregar endorfinas). También existían mayores posibilidades de engaño y traición, puesto que, como dice la sabiduría popular “las palabras se las lleva el viento”. Esto provocó asimismo el despliegue de nuestra mente maquiavélica.

El lenguaje no es simplemente una manera de intercambiar información fáctica. Originariamente pudo servir a otros fines más relacionados con la cohesión del grupo y comunicar más estados emocionales que hechos del mundo. Ya apunta algo en este sentido Steven Mithen, recientemente entrevistado aquí, y Dunbar se muestra de acuerdo. Nos recuerda en su obra The Human Story: A New History of Mankind Evolution (publicado en castellano con el título
La Odisea de la Humanidad), que gran parte de las conversaciones del ser humano actual no son más que dimes y diretes, hablar por hablar, cháchara, cotorreo, cotilleo, crítica...casi de todo lo que sería en el pasado y es hoy socialmente relevante, y muy poco de hechos y circunstancias del mundo. Aún más, el animismo, probablemente la primera forma de religión, consistía en atribuir a los fenómenos naturales y a los otros seres vivos intenciones, deseos, creencias. Nuestra teoría de la mente se proyectaba de esta manera en lo que no tenía mente, o, al menos, no una mente con el nivel intencional de la nuestra. Así, en lugar de informarnos fríamente con el lenguaje de lo natural, más bien llenábamos de emociones humanas nuestro entorno, como si el Universo estuviera hecho a nuestra imagen y semejanza.

Robin Dunbar ha trabajado durante años con primates, observando su etología y sus interacciones sociales, viéndolos en su contexto natural y en el laboratorio. Su trabajo ha sido multidisciplinar: etológico, evolucionista, psicológico, anatómico, neurocientífico, antropológico, estadístico....al final ha arrojado interesantes resultados que nos ayudan a entendernos mejor a nosotros mismos.

1) De vez en cuando un nuevo descubrimiento nos obliga a replantearnos nuestros orígenes. ¿Cuán completo está el rompecabezas de nuestro pasado evolutivo?
Hay un gran acuerdo en que no sabemos todavía-no al menos sobre los aspectos sociales y psicológicos de nuestros ancestros fósiles.

2) Cuando un elefante se reconoce en un espejo la gente dice que es autoconsciente. ¿No cree que esto es demasiado?

Depende de lo que entendamos por "auto-consciente". Ellos son sin duda conscientes en cierto sentido-pero no en el mismo sentido que los seres humanos adultos. Es decir, por lo que sabemos, no puede dar marcha atrás desde el mundo y reflexionar sobre el mismo-o reflexionar sobre sus propios estados mentales en la forma en que nosotros podemos. No creo que la prueba del espejo sea una buena prueba de auto-conciencia en ese sentido. Pero estaría encantado de aceptar que tienen el mismo tipo de auto-conciencia de un niño de 3-4 años-y ellos probablemente comparten esto con otros muchos mamíferos avanzados (primates, delfines, caballos y otros).

3) ¿Por qué cree usted que el límite cognitivo del número de personas con las que podemos mantener una relación estable es de unos 150?

Predijimos originalmente dicho valor a partir de nuestra ecuación que relacionaba el tamaño del grupo con el del neocórtex (del cerebro) en los primates. Desde entonces, hemos encontrado un montón de pruebas de la existencia de un nivel de agrupamiento social de este tamaño en los seres humanos (incluidos los datos de las redes sociales personales, los tamaños de aldeas en los siglos pasados, etc)

4) Somos seres morales que evolucionaron (y viven hoy) en un frágil equilibrio entre nuestros intereses egoístas como individuos y nuestra pertenencia a un grupo cuya salud es vital para nuestra supervivencia. ¿Cuáles son los efectos psicológicos y de comportamiento de esta presión evolutiva en nuestros instintos morales?

Me imagino que nuestros sentimientos morales (o la capacidad de tener sentimientos morales) surgieron para permitirnos gestionar las complejas relaciones necesarias para mantener nuestros grandes grupos sociales como sociedades coherentes. Los grupos sociales de todos los primates son contratos sociales implícitos, lo cual significa que uno tiene que renunciar a algo (sus propios e inmediatos deseos) para obtener los beneficios previstos por la cooperación a nivel de grupo. Pero eso ofrece muchas oportunidades para engañar -disfrutar el beneficio del contrato, pero no pagar el costo- así que se necesitan mecanismos para evitar se hagan trampas con tanta frecuencia que el grupo quede destruido. Un sentido moral y una conciencia parecen admirables mecanismos para ayudar a lograr ese objetivo.

5) ¿Cuáles son las similitudes y diferencias entre nosotros y el resto de los primates?

Compartimos muchos aspectos de nuestro mundo social con otros primates, y especialmente con los grandes simios (con quienes estamos más estrechamente relacionados). Uno de ellos es el hecho de que nuestro gran éxito en la evolución se basa en una intensa forma de vida social -para resolver los problemas de unas exitosas supervivencia y reproducción de forma comunitaria. Las diferencias, creo, se refiere sólo al tamaño de la comunidad con el que podemos manejarnos ....y, a su vez, con los niveles de conocimiento necesarios para hacerlo. Parece que esta cognición está especialmente relacionado con estas habilidades mentales-la capacidad de imaginar otros mundos y, sobre todo, otras mentes. Los otros monos y simios son muy limitados en estas capacidades, pero nosotros hemos desarrollado las mismas a un nivel en el que podemos hacer literatura y teatro-así como ciencia.

6) ¿Cómo cree que evolucionaron lenguaje y música? ¿Cuál es su opinión sobre las ideas de Steven Mithen en este ámbito?

Desde mi punto de vista el lenguaje evolucionó para ayudarnos a mantener unidas las grandes comunidades sociales. De cualquier manera, el lenguaje parece que ha evolucionado durante bastante tiempo, y esto deja un gran vacío por llenar entre nosotros y nuestros tempranos antepasados. Estoy de acuerdo con Steven Mithen en que la música probablemente sirvió de precursor de la lengua -que evolucionó primero como un mecanismo de vinculación, y que el lenguaje utilizó algunas de las capacidades clave que se habían desarrollado para la música (bueno, realmente el canto), tales como el control de la respiración y la sincronización , segmentación, etc. Por supuesto, el lenguaje requiere asimismo una mente para crear las frases, pero el mecanismo del habla que hace de la lengua una actividad posible parece tener un vínculo en común con la música.

7) ¿En qué está trabajando ahora? ¿Cuál es su mayor desafío intelectual? ¿Cuál el misterio que sueña con desvelar?

En estos momentos estamos tratando de entender lo que son las relaciones, y sobre todo las relaciones de pareja. Esto es algo que ha sido ignorado en la mayoría de la literatura (con excepción de la psicología social), pero realmente tenemos muy poca idea de lo que realmente son las relaciones. Y desde luego no hay una manera de medir sus fuerzas a fin de que podamos comparar la relación de una persona con la de otra para ver cómo influencia sus comportamientos y aptitud (adaptativa).

Ref: http://ilevolucionista.blogspot.com

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