viernes, 6 de mayo de 2011

Art26.Evolución y Crianza (entrevista a Sarah B. Hrdy)

La mayor de todas las responsabilidades para un mamífero es cuidar y sacar adelante el frágil proyecto de una vida nueva. Dicha responsabilidad recae principalmente sobre las hembras, tanto durante el embarazo, en el que cargan con los costes energéticos y el peso del futuro ser, como después de él, al proporcionarle protección y leche materna. Cuanto más largo es el desarrollo del retoño, mayor es el precio que ha de pagarse por la maternidad, y mayor la ayuda necesitada. Que la niñez prolongada sea algo propio de mamíferos sociales no sorprende, puesto que lo dilatado del período de crecimiento del cerebro está en relación con las demandas de un entorno socialmente más complejo, por un lado, y por otro es preciso un entorno socialmente complejo, en el que existan ayuda y apoyos, para que dicho desarrollo sea viable. En dicho entorno social más complejo los machos desempeñan un papel cada vez más activo en relación con las crías. Sea proporcionando protección, alimento o ayuda, a hembra y crías, sea directamente cuidando a la prole. Pero ni entre nosotros ni en la naturaleza salvaje las cosas son idílicas. El conflicto nace de la perpetuación de los propios genes egoístas. Los machos no se hacen cargo de cualquier criatura indefensa. De hecho, si la criatura no es suya, pero sí lo es de la hembra con la que desean aparearse, no les agradará en absoluto. En los años 70 se observó (Yukimaru Sugiyama) como en una especie primate oriunda de la India, los langures, los machos mataban a las crías de las hembras con las que deseaban aparearse. Lo que parecía deberse a un problema demográfico tenía raíces más profundas en la historia evolutiva.
Sarah Blaffer Hrdy, una antropóloga americana, se lanzó a la aventura de observar detenidamente el comportamiento de estos animales en su hábitat natural, y comprobó en reiteradas ocasiones cómo los machos mataban a las crías de las hembras a las que querían seducir. No es precisamente un gesto romántico, para empezar una relación, asesinar al vástago de tu pretendida, así que había que buscar una explicación satisfactoria a una agresión aparentemente gratuita. Como en la naturaleza nada es gratis, ya que se juega dentro de estrechos márgenes energéticos y vitales, lidiando permanentemente con la escasez y el peligro, cabía imaginar que algún beneficio indudable proporcionaría a los machos tamaña violencia. Y Sarah B. Hrdy dio con la respuesta: las hembras abandonarían la lactancia y volverían a su ciclo sexual, estando con ello más receptivas para los genes de los nuevos machos, así como para los propios machos, no teniendo crías que cuidar. Los machos así pasarían sus genes a la siguiente generación (fin último) y disfrutarían del sexo (fin inmediato).
Sarah B. Hrdy, además de experimentar en sus propias carnes la experiencia de la maternidad (experiencia única que, sin embargo, tienen al menos una vez en la vida aproximadamente la mitad de nosotros) ha reflexionado profundamente sobre ella. Sus numerosos artículos y ensayos avalan su empeño por interpretar y comprender el fenómeno de la crianza con un enfoque comparativo, desde una perspectiva evolucionista.



1 .- ¿Qué presiones ecológicas y sociales están en la base del espectacular crecimiento del cerebro humano? ¿Cuáles son los hitos de la evolución humana?

Cerebros mayores serán útiles para la mayoría de los animales altamente sociales —esta es la lógica subyacente a la hipótesis de la inteligencia maquiavélica de la que hablan Byrne y Whitten y a la hipótesis de la Inteligencia Social propuesta por Robin Dunbar y otros. El problema es que los cerebros son órganos ávidos de energía e increíblemente costosos, por lo que incluso partiendo de que los cerebros más grandes son útiles, ¿cómo financiarlos? ¿Qué sucedió para que el Homo erectus pudiera permitirse desarrollar un cerebro de 1000 centímetros cúbicos, más de dos veces el de los chimpancés o el de los autralopitecinos, y para que el Homo sapiens pudiera desarrollar un cerebro de entre 1000 y 1300 centímetros cúbicos? La mayoría de los antropólogos suponen que los poseedores de estos grandes cerebros de alguna manera eran mejores recolectando y procesando los alimentos, pero como subrayo en mi próximo libro Mothers and Others (Madres y Otros), el cuidado, y aprovisionamiento de los jóvenes, aloparental sumado al parental (cría cooperativa) desempeñó un muy importante papel. Sabemos por otros animales (las pruebas a este respecto son especialmente fuertes en aves) que las criaturas con cría cooperativa tienen asimismo períodos más largos de dependencia después del desarrollo de las plumas (o, en el caso de los mamíferos, después del destete). Es decir, los jóvenes pueden tardar más en crecer sin pasar hambre porque están siendo proveídos por otros. En los seres humanos nos referimos a esta prolongada dependencia como infancia, y mi corazonada es que es la cría cooperativa colocó inicialmente a los miembros del género Homo en el camino hacia unos cerebros más grandes, después de lo cual todos los sospechosos habituales (por ejemplo, el aprendizaje de nuevas habilidades de subsistencia, el lenguaje y la cultura, etc) también entraron en juego en la co-evolución de cerebros más grandes, vidas más largas, etc., etc. Muchos otros animales también desarrollaron la cría cooperativa, pero ningún otro antropoide aparte de los humanos cría a sus jóvenes de esa manera, y las consecuencias han sido espectaculares.

2 .- ¿Cómo cree que calculamos los costes y beneficios en nuestras complejas interacciones sociales?

Con las tripas además de con la mente, o como Aldous Huxley lo dijo hace años: "Los fines los eligieron los antropoides, sólo los medios son humanos”.

3.-¿Es la realidad social esencialmente conflictiva?

A menudo, sí, pero no siempre.

4.-¿Tenemos una inteligencia maquiavélica?
Por supuesto.
5.-¿Por qué son tan diferentes los cerebros de hombres y mujeres?

No sé mucho sobre cerebros, pero si tuviera una pregunta acerca de las capacidades cognitivas innatas de chicos y chicas, consultaría los escritos de Liz Spelke, a quien tengo el máximo respeto. Algunos de sus trabajos sobre este tema son de fácil acceso on line. El problema es que muchas de las diferencias entre sexos observadas en humanos no pueden entenderse al margen de la socialización. Dicho esto, muchas de las diferencias entre sexos en los seres humanos probablemente sí que tienen la misma fuente que las observadas entre primates no humanos. Es decir, a través de tiempo evolutivo, hombres y mujeres fueron seleccionados para tener diferentes prioridades. Sin embargo, dado que las prioridades de los dos sexos pueden diferir entre especies, es importante tener en cuenta que no estamos hablando tanto de diferencias esenciales entre mujeres que producen grandes óvulos y varones que producen gametos más pequeños, como de animales que a través de la historia profunda de una especie en particular han sido sometidos a diferentes presiones de selección. Entre los monos langures Hanuman que yo estudiaba en la India, las hembras estaban mucho más interesadas en tomar y abrazar la cría de otra hembra que los machos (que eran responsables de menos del 1% de todos los intentos de abrazar a crías). Esto era presumiblemente porque las hembras inmaduras se benefician de la práctica del cuidado más tarde, cuando se convierten en madres, y las hembras adultas, especialmente las hembras gestantes próximas al parto (que estaban especialmente dispuestas a tomar bebés) están hormonalmente preparadas para su papel inminente. Pero si pasamos a algunas otras especies, como los monos tití, entre los cuales los padres llevan al niño la mayor parte del día, excepto cuando el bebé está mamando, estar cerca de los niños es una prioridad tan alta para los machos como para las hembras, o más. Esta es una especie con una historia muy diferente.

Pero, volviendo a su pregunta inicial, como la mayoría de los primates, los varones ancestrales estaban probablemente más centrados en el logro de estatus, tanto a los ojos de otros varones como de las mujeres, que estaban más centradas en las jerarquías lineales. Pero esto no quiere decir las mujeres carecieran de interés por competir. Como he subrayado en The Woman that Never Evolved (La mujer que no evolucionó). las hembras primates pueden ser fieramente competitivas y estar tan interesadas como los machos por el estatus en los ámbitos que a ellas les importan. Típicamente estos ámbitos tienen que ver con el acceso a los recursos, tanto los recursos alimentarios como el apoyo social (por ejemplo, la ayuda alomaternal) que las madres necesitan para criar a su descendencia). En el ámbito sexual, la libido masculina es un potente motivador, pero también lo es la de las mujeres a pesar de que la proceptividad sexual femenina tiende a ser más cíclica. En Mother Nature (La Madre Naturaleza) págs. 219-225 bromeo acerca de la comparación entre el Sr. Siempre-Dispuesto y la Sra. Intermitentemente Fértil, y todavía creo que ese es un buen modo de explicar las diferencias observadas con frecuencia en la sexualidad de varones y mujeres.

6.- ¿Qué nos enseñan los primates sobre nosotros mismos?

Bueno, ya que somos primates, al estudiarlos aprendemos nuestra propia historia familiar, y observaciones conductuales en varias especies ayudan a poner en amplia perspectiva comparativa asuntos como las diferencias de sexo, la sexualidad, la cooperación, la competencia y el cuidado infantil.

7 .- ¿Podría contarnos algo de su trabajo de campo con langures?

Inicialmente fui a Rajasthan a estudiar los langures Hanuman porque había aprendido del primatólogo japonés Yukimaru Sugiyama que los machos de esta especie estaban atacando y matando crías en un lugar en el sur de la India llamado Dharwar. Entonces se aceptaba ampliamente que era un comportamiento patológico provocado por la inusualmente elevada densidad de población en Dharwar. Hacia el final de mi primera temporada de campo, me di cuenta de que mi hipótesis inicial era errónea, y que el que el comportamiento infanticida de los machos langures era probablemente adaptativo. Desarrollé lo que llamaba "la hipótesis de la selección sexual" (por la hipótesis de Darwin sobre los miembros de un sexo que compiten por el otro). Sostuve que los machos que entraban desde fuera en el sistema de cría estaban eliminando a los lactantes de sus predecesores, a fin de cancelar la última elección de pareja de la hembra, y comprimir el período reproductivo de ésta en el tiempo, probablemente limitado, durante el que el macho infanticida tendría acceso a ella. Esto fue en 1974. Para 1977, cuando escribí un artículo titulado "El infanticidio como estrategia reproductiva en los primates", me había llegado a convencer de que esta estrategia reproductiva particular estaba muy extendida entre los primates en general (el infanticidio por parte de machos ha sido ya documentado en varias docenas de especies). Esto suscitaba preguntas sobre cómo responden las hembras a la amenaza que representan para ellas los machos infanticidas. Desde entonces, cuanto más tiempo pasaba estudiando estos hermosos monos plateados de rostro oscuro, más en trance me quedaba, fascinada con muchos otros aspectos de sus vidas. Gran parte de lo que aprendí se resume en The Langurs of Abu: Female and male strategies of reproduction (Los langures de Abu: estrategias femeninas y masculinas de reproducción).

8.-¿Por qué la ovulación humana es oculta?

Hay una tremenda variación entre los primates en el grado en el que las hembras anuncian la ovulación, que van desde las enormes hinchazones sexuales rosadas a mitad del ciclo en chimpancés y babuinos, a los cambios morfológicos mucho más difíciles de detectar en los gorilas, orangutanes, o monos langures. Las dos docenas de especies primates con una ovulación conspicuamente anunciada se encuentran principalmente en sistemas de cría en los que la hembra en mitad del ciclo es receptiva y copula con cierto número de machos que estén allí, en su grupo, en ese momento. Al anunciar conspicuamente la ovulación, la hembra se asegura de aparearse con muchos o la mayoría de ellos.

En cuanto a por qué sería ventajoso para las hembras copular poliándricamente con múltiples machos, no hay una única explicación. Desde que empecé a escribir sobre el puzzle del apareamiento poliándrico en el decenio de 1970, se ha ido haciendo cada vez más evidente cuán generalizado está el patrón, y cuán variables son las explicaciones de que las hembras busquen aparearse con múltiples machos. La hembra podría estar buscando mejores genes, confundir sobre la paternidad a fin de prevenir el infanticidio, o recabar apoyo para criar a su descendencia de una red más amplia de "posibles" padres. Los darvinistas han recorrido un largo camino desde los días en los que se creía que los machos sentían ardor por aparearse pero las hembras serían necesariamente "reluctantes" a hacerlo, pero aún queda mucho por aprender.

En cuanto a los humanos, estamos entre las especies que viven en parejas, o al menos vivimos en grupos en los que los encuentros con machos de fuera de la pareja o la tropa son menos predecibles. Confiar principalmente en el comportamiento más que en la morfología para solicitar machos, es una forma en que las hembras amplían sus opciones en esta clase de sistemas de cría.

9.-¿Por qué cree que las hembras humanas tienen menopausia?

La definición de menopausia en el diccionario es el cese de la menstruación, y sabemos por varios primates que, según envejecen sus hembras, si viven el tiempo suficiente, dejan de menstruar antes de morir. Sé también de los langures de Abu que las viejas y postmenopáusicas pueden ser especialmente audaces y altruistas en la defensa de sus parientes. Lo que resulta inusual en los humanos, entonces, no es tanto la menopausia en sí misma, sino que las mujeres siguen viviendo durante décadas y no sólo unos pocos años más. En mi opinión, la explicación más plausible para una vida postmenopáusica más larga es la hipótesis propuesta por Kristen Hawkes, que estas hembras viejas postreproductivas pueden seguir ayudando a aprovisionar a sus parientes hembras más jóvenes.

10. ¿Cómo puede explicarse el infanticidio desde una perspectiva evolucionista?
En 1979 escribí un artículo clasificando el infanticidio de acuerdo con cinco hipótesis explicativas: 1) la explotación del infante como un recurso, 2) la eliminación de competencia por los recursos; 3) infanticidio "sexualmente seleccionado" (descrito arriba), 4) infanticidio "parentalmente manipulado”, que aumenta la aptitud inclusiva del perpetrador; 5) infanticidio no adaptativo o patológico, donde no hay ganancia para el matador. En “Infanticide: Comparative and Evolutionary Perspectives” (El Infanticidio: perspectivas comparativas y evolutivas) detallé las predicciones generadas por cada una de estas clases de infanticidio (aquel volumen que editamos Glenn Hausfater y yo apareció por primera vez en 1984, y fue reimpreso en 2008). Por lo que respecta a los primates no humanos, el infanticidio, seleccionado sexualmente perpetrado por machos es el tipo más extendido, y por lo general se ajusta a las predicciones de la hipótesis de selección sexual (es decir, el bebé aún no se ha destetado, y el matador es un macho que aún no ha copulado con la madre). En los seres humanos, sin embargo, el patrón es muy diferente en la medida en que el infanticidio o el abandono se producen normalmente dentro de las primeras horas tras el nacimiento, y la misma madre está implicada. Dediqué una gran parte de Mother Nature (La madre Naturaleza) a tratar de explicar el amor y ambivalencia maternos en estos casos.

11.-¿Cuál es la importancia de la cultura en los seres humanos?

Si la demografía lo es casi todo, la cultura (que, por supuesto, influye en la demografía) ¡es casi todo lo demás! Dicho esto, encuentro imposible pensar ya en la cultura sin tener en cuenta la historia evolutiva profunda, la historia "tradicional", más reciente, y las extrañas formas en que las tradiciones culturales (específicamente en esferas como la mitología) pueden tomar vida propia. Su pregunta es demasiado difícil.

12.- ¿Cuál es su actual foco de interés?

El origen de nuestros “impulsos de consideración para con los demás”, y lo que los psiquiatras llaman "inter-subjetividad" - la razón por la que los seres humanos estamos mucho más interesados que los demás simios en lo que otros piensan, sienten e intentan hacer. Mi próximo libro Mothers and Others: The evolutionary origins of mutual understanding (Madres y Otros: el origen evolutivo de la comprensión mutua) señala mis primeros esfuerzos tentativos de tratar de resolver este rompecabezas. Estos “impulsos de consideración para con los demás” proporcionan las bases para nuestra notable capacidad de cooperar unos con otros -un grado de cooperación que no se encuentra en otros simios y que ha tenido espectaculares repercusiones para nuestro éxito demográfico.

13. ¿Qué misterio le gustaría desvelar?

Quiero entender los orígenes de estas búsquedas del contacto inter-subjetivo, cómo empezó por primera vez.

Ref: http://ilevolucionista.blogspot.com

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