(entrevista a Michel Cabanac)
Michel Cabanac |
La dimensión hedónica gobierna nuestras vidas. Desde una perspectiva racionalista y, debiéramos decir, superficial, se percibe con dificultad el papel fundamental y esencial que tienen las emociones en nuestros pensamientos y en nuestra conducta. Unas emociones pueden llegar a nublar la vista sobre todas las demás y, finalmente, sobre sí mismas, haciendo creer a quien está dominado por ellas que obra en nombre de (y guiado por) la fuerza de las ideas, de la razón, de unas ideas y una razón desligadas de lo mundano y lo terreno, de unas ideas y una razón que se bastan a sí mismas. Pero el lenguaje, la consciencia y la moral tienen todos ellos su origen en la necesidad, y resultan ser no más que herramientas imperfectas al servicio de esta. La enorme fuerza de la vida, en organismos complejos, se manifiesta a través de los impulsos que estos tienen para su supervivencia y su perpetuación. Estos impulsos nacen de lo profundo de nuestra naturaleza, tras la experiencia íntima de los placeres y los displaceres. A pesar de nuestras complejidades mentales, al final somos organismos que reaccionan a su entorno adaptándose de forma tal que maximicen el bienestar y minimicen el dolor (sea este físico o espiritual). Epicuro estaba más cerca de la verdad que Platón.
Michel Cabanac es un neurocientífico, actualmente Profesor e Investigador en la Universidad Laval, en Quebec, Canadá, que ha dedicado varios años al estudio del placer y la felicidad, llegando a conclusiones de gran calado, que expone en su obra La cinquième influence, ou La dialectique du plaisir, que desgraciadamente no está traducida aún al castellano.
El placer sería, según él, la quinta fuerza de la naturaleza, tras la fuerza nuclear débil, la fuerza nuclear fuerte, el electromagnetismo y la gravedad. Lo que nos mueve por tanto no es la razón -esta no es más que un instrumento al servicio de nuestra necesidad, que opera muy en la superficie de nuestra mente y de nuestras interacciones sociales- la fuerza que mueve el mundo, nuestro mundo, ese que existe por sobre lo físico, es el placer.
1) ¿Cómo explica el placer en términos evolutivos?
Cuando la dimensión mental, la consciencia, apareció en la filogénesis, incluía una dimensión hedónica. El placer indexaba los estímulos útiles y el displacer los estímulos nocivos o peligrosos. Esta nueva propiedad se perpetuó en estos primeros amniotas por un simple proceso darwiniano de selección natural, pues simplificaba la toma de decisiones en un entorno complejo. Más bien que acumular circuitos reflejos estímulo-respuesta innumerables, en razón de la complejidad del entorno, les bastaba maximizar el placer y minimizar el displacer para producir comportamientos útiles y eficaces para su supervivencia.
Cuando la dimensión mental, la consciencia, apareció en la filogénesis, incluía una dimensión hedónica. El placer indexaba los estímulos útiles y el displacer los estímulos nocivos o peligrosos. Esta nueva propiedad se perpetuó en estos primeros amniotas por un simple proceso darwiniano de selección natural, pues simplificaba la toma de decisiones en un entorno complejo. Más bien que acumular circuitos reflejos estímulo-respuesta innumerables, en razón de la complejidad del entorno, les bastaba maximizar el placer y minimizar el displacer para producir comportamientos útiles y eficaces para su supervivencia.
2) ¿Dónde se encuentra el placer? ¿Es algo, como el dolor, reservado a los organismos complejos dotados de un mínimo de consciencia?
La consciencia es una propiedad "emergente" de los sistemas nerviosos complejos. Tan pronto como aparece tiene cuatro dimensiones:
—Cualitativa: que indica la naturaleza del objeto mental (el estímulo en el caso simple de la sensación)
—Cuantitativa: que indica la intensidad del objeto mental (la fuerza del estímulo en el caso de la sensación)
—Hedónica: que indica la utilidad del objeto mental (o del estímulo en el caso de la sensación)
—Temporal: la duración del objeto mental.
Nota: la dimensión hedónica es especial y diferente de las otras tres, pues puede ser positiva (placer), negativa (displacer) o nula (indiferencia). En cambio ninguna de las otras tres puede ser negativa ni nula.
3) ¿Por qué las drogas nos suben en una montaña rusa de sensaciones que alterna placer, dolor, felicidad y gran desconcierto?
No estoy seguro de entender la pregunta (tal vez porque no uso drogas)...... ¿Quizá simplemente porque la droga da una "patada al hormiguero" de las neuronas de nuestro cerebro y que entonces todo funciona de través? ¿Podría ser una posible respuesta que las drogas los mensajes transportados no responden a situaciones fisiológicas y por tanto no están adaptados a las necesidades de la persona, contrariamente a lo que ocurre en situaciones fisiológicas?
4) Es difícil concebir la felicidad como la acumulación de placeres y la depresión como la acumulación de dolores. ¿Cuál sería su definición?
La felicidad es el análogo para la consciencia en general del confort para la sensación. Siendo el confort la indiferencia hedónica sensorial, la felicidad es también la indiferencia hedónica en la consciencia.
Hay un malentendido fundamental con la palabra "felicidad". El lenguaje corriente (y casi todo el mundo) confunde la felicidad con el gozo. El gozo es positivamente hedónico y tiene lugar cuando algo útil ocurre en nuestra mente (igual que el placer sensorial que tiene lugar cuando un estímulo útil excita un órgano sensorial). Pero el gozo es transitorio (igual que un placer sensorial que se desvanece cuando un estímulo deja de ser útil).
Por otro lado la felicidad es hedónicamente indiferente porque no se necesita conducta correctiva, y puede durar. La felicidad es similar al confort fisiológico, que no es ni placentero ni desagradable.
5) ¿Por qué están placer y dolor inextricablemente unidos? ¿A qué se debe?
Porque en la consciencia son la misma dimensión. Cuando es positiva indica utilidad y debería ser buscada. Cuando es negativa indica daño o peligro y debería ser evitada.
6) Damasio, en su investigación de Spinoza, describe brillantemente el organismo a partir de sus fundamentos químicos y homeostáticos. ¿Son placer y dolor, como este autor señala, reflejos del estado del organismo?
Damasio y muchos filósofos han entendido y descrito bien el proceso. Sin embargo, escriben desde su experiencia introspectiva. Si quiere encontrar evidencia científica de ese proceso, lea La cinquième influence, ou La dialectique du plaisir. Presses de l'université Laval, Québec.
7) ¿Dolor y placer físicos no son dolor y placer espirituales? ¿En qué se diferencian?
Encontrará usted la respuesta en el mismo libro. La dimensión hedónica de la consciencia es la "moneda común" postulada por David McFarland para permitir la comparación de las diversas motivaciones que se presentan simultáneamente. La maximización del placer (y la minimización del displacer, que es el mismo proceso) permite privilegiar la respuesta comportamental más urgente, la más útil en un momento dado.
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